Entre la botánica y la química. Así es el trabajo de los cocteleros del Jardí de Can Marc, en Begur. El emplazamiento del lugar, en plena costa del Empordà, determina el proceso creativo de cada una de las bebidas, por las cuales utilizan productos del territorio como el romero, el tomillo o el hinojo marino.
Como los buenos ampurdaneses, apuntan en su libreta todo lo que les pasa por la mente y que es clave para el nacimiento de un nuevo cóctel. Rodeado de un paisaje como este, anotar ideas es siempre útil y necesario, como ya hacían Josep Pla y Salvador Dalí.
Una vez trasladada la inspiración al papel, se encierran un mes y medio hasta conseguir las combinaciones perfectas. Para llevarlas a cabo utilizan mucho la memoria. Sin embargo, los cócteles del Jardí de Can Marc están siempre en constante evolución, igual que lo está el paisaje que los acompaña.
Hay que buscar la justa medida entre todos los elementos para dar a cada cóctel su punto. Algunas de las hierbas que se utilizan en la elaboración de las bebidas son tan locales que provienen del mismo jardín. Caer rendido por la experiencia es sencillo, tal y como los Pirineos se rinden abruptos dentro del mar.
La calma y el aire del lugar inspiran. La magia del Jardí de Can Marc pasa por dar la vuelta a los cócteles clásicos, de igual forma que esta tierra da la vuelta al pensamiento de quienes la pisan.